viernes, 23 de octubre de 2009

Columbario del cementerio de San Miguel


Era víspera del día de muertos, no sé qué hora de la tarde, el lugar estaba solo, nadie más que yo. Al tomar la foto, sentí un jalón en el pantalón a la altura de la rodilla, busqué a mi alrrededor pero no vi a nadie. Caminé  por el columbario un poco nervioso buscando la salida a la calle, el tiempo se me había ido muy rápido, un panteonero había ya puesto una cadena con candado en la reja del cementerio y al verme lo abrió de mal modo y me dijo: Oiga, señor, por poco los dejo encerrados, tome al niño de la mano.